domingo, 5 de septiembre de 2010

Israel rechaza inspección internacional de su programa nuclear







El gobierno de Israel ha contestado con una negativa a las peticiones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a que permita que inspectores internacionales examinen su programa nuclear y se una al pacto global para la no proliferación de armas atómicas, comunicó hoy el OIEA en un informe.
Coincidiendo con el inicio de las conversaciones de paz entre palestinos e israelíes, la OIEA, dependiente de Naciones Unidas, había pedido a Israel que se adhiera al Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP) y permita el acceso a sus instalaciones.
La petición responde al profundo malestar de los vecinos árabes de Israel, preocupados por el arsenal atómico del Estado judío en un momento de máxima tensión con Irán.
El riesgo de que Israel apriete el botón nuclear preocupa en todo Oriente Próximo. Los expertos aseguran que sería la última opción israelí, pero sólo el hecho de que se pueda considerar esta posibilidad y sus consecuencias ha suscitado una reacción árabe a través de las organizaciones internacionales.
“La comunidad internacional debería obligar a Israel a aceptar las inspecciones nucleares. No debe tratar a Israel como un caso excepcional, sino como a cualquier otro estado de Oriente Próximo. Y para ello debe admitir que el desarrollo nuclear israelí es una fuente de problemas para la región”, sostiene Isam Majul, ex diputado en la Kneset del partido comunista Hadash.
Se estima que el Estado judío cuenta con más de 200 cabezas atómicas
El profesor israelí Avner Cohen, autor del libro Israel and the Bomb, acuñó la idea de ”opacidad nuclear”, un concepto que se aplica a estados que no han reconocido tener capacidad atómica propia aunque existen indicios suficientes para saber que poseen armas nucleares. La principal característica de estos estados es que son capaces “de influir en las percepciones y acciones de otras naciones”.
Expertos israelíes y occidentales han establecido que Israel, con la generosa ayuda de Francia, obtuvo su primera arma nuclear hacia mediados de los años sesenta, y ya contaba con bombas-H operativas cuando desencadenó la guerra de 1967, en la que ocupó el Sinaí, Cisjordania y Gaza. En los años ochenta se estimó que Israel poseía al menos 200 cabezas nucleares.
La censura militar se ha empleado a fondo para evitar que se publique información sobre los dos reactores y las armas atómicas que posee Israel. El mismo libro Israel and the Bomb fue prohibido en este país y su autor padeció los rigores de la persecución cuando regresó a Israel después de una larga estancia en EEUU.

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